El Maratón de París comenzó mucho antes del 1 de abril de 2016, esa es la fecha de la llegada a la ciudad, ciudad que nos recibió fría y lluviosa, no quería darnos pistas para el día de la carrera.
Domingo día 3, suena el despertador a las 5:40 de la mañana, lo apago rápido, los nervios de la carrera hace un rato que me despertaron, trato de no despertar a Diana que aún duerme y tiene un día difícil por delante (si correr el maratón es duro, ser parte del grupo de animación no lo es menos), me doy una ducha para terminar de despertarme y activar el cuerpo, no soy muy maniático, pero en estos casos me gusta tener mi ritual y vestirme despacio, hacer las cosas con calma, sin prisa, a las 6:30 estoy totalmente preparado, doy vueltas en silencio dentro de la ridículamente pequeña habitación del hotel para esperar que sea un poco más tarde y bajar a tomar un café.
En este maratón vamos de vip’s, tenemos una carpa asignada con multitud de servicios, y a las 7:20 más o menos salimos el grupo que compartimos hotel camino de la misma para encontrarnos con el resto del grupo, es un paseo corto, pero los nervios y la emoción nos acompañan en cada paso, si ya de por si me cuesta estar callado, en momentos así se me dispara la lengua fácilmente, así que vamos charlando y haciendo bromas, a las 7:30 llegamos al punto de encuentro y nos juntamos con Gon y al poco aparece Lucas, le veo despedirse de Alma y no puedo dejar de acordarme de mi primer maratón a su lado (primera carne de gallina de la mañana).
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